MITOS SOBRE LA LECHE SIN LACTOSA
¡HOLA BLOGGER@S! 🙂
La lactosa es el azúcar propio de la leche, el cual está formado por una molécula de glucosa y por otra de sacarosa. Este disacárido se encuentra en la leche en una proporción del 5%, es decir 5g de lactosa por cada 100g de leche, y se caracteriza por no poder absorberse en el intestino por lo cual necesita la ayuda de una enzima, la lactasa. Esta va a descomponer la lactosa en sus monosacáridos que por separado sí se pueden absorber por vía intestinal.
Así se puede definir la leche sin lactosa como una variante de la leche clásica que se diferencia por contener la enzima lactasa, la cual rompe la lactosa en glucosa y sacarosa.
MITO 1 : LA LECHE SIN LACTOSA TIENE MENOS AZÚCAR.
Este mito es falso. La leche sin lactosa, como comentamos anteriormente, se diferencia de la leche clásica en que se le añade la enzima lactasa por lo que en vez de tener en disacárido posee sus monosacáridos constituyentes, glucosa y galactosa. No obstante, a pesar de estar disociado la cantidad de azúcar que posee la leche sin lactosa (5%) es la misma que la de la leche que contiene lactosa, la diferencia radica en la enzima añadida.
Por lo tanto, este tipo de lácteo no es una opción para el consumo de leche con poco azúcar.
MITO 2 : LA LACTOSA ES MALA.
Falso. La lactosa simplemente es el azúcar de la leche. Y, como hemos comentado anteriormente, necesita una enzima para poder des disociada en sus monosacáridos correspondientes y poder así ser absorbida por vía intestinal.
Pues bien, la presencia de la lactasa es más abundante durante el período de lactancia y la niñez, pues es cuando ingerimos mayor cantidad de leche. Sin embargo, una vez entramos en el período adulto esta cantidad decrece porque consumimos menos lácteos como la leche y nuestra producción de lactasa también se ve afectada. Como consecuencia, al no tener casi lactasa, la lactosa pasa al intestino y no se absorbe, siendo las bacterias las encargadas de consumirlo y produciendo finalmente agua y gases. Este hecho, puede ocasionar trastornos intestinales como por ejemplo cólicos, diarrea o deshidratación.
MITO 3 : LA LECHE SIN LACTOSA ES MÁS DIETÉTICA.
Falso. Actualmente a la leche sin lactosa se le atribuye la cualidad de ser “más digestiva” o de “digestión fácil y ligera”. No obstante, esto no es de todo mentira pues al encontrarse el azúcar ya hidrolizado se metaboliza con mayor rapidez, pero esto no implica que las personas que producen lactasa correctamente y que consumen leche normal tengan una digestión más complicada.
Por otra parte, cabe destacar que la mayor parte de este tipo de leche suelen ser desnatadas o semidesnatadas lo cual significa que tienen un menor aporte de calorías, pero este hecho se debe a la ausencia de grasa y nada tiene que ver con la lactosa.
La lactosa es el azúcar propio de la leche, el cual está formado por una molécula de glucosa y por otra de sacarosa. Este disacárido se encuentra en la leche en una proporción del 5%, es decir 5g de lactosa por cada 100g de leche, y se caracteriza por no poder absorberse en el intestino por lo cual necesita la ayuda de una enzima, la lactasa. Esta va a descomponer la lactosa en sus monosacáridos que por separado sí se pueden absorber por vía intestinal.
Así se puede definir la leche sin lactosa como una variante de la leche clásica que se diferencia por contener la enzima lactasa, la cual rompe la lactosa en glucosa y sacarosa.
MITO 1 : LA LECHE SIN LACTOSA TIENE MENOS AZÚCAR.
Este mito es falso. La leche sin lactosa, como comentamos anteriormente, se diferencia de la leche clásica en que se le añade la enzima lactasa por lo que en vez de tener en disacárido posee sus monosacáridos constituyentes, glucosa y galactosa. No obstante, a pesar de estar disociado la cantidad de azúcar que posee la leche sin lactosa (5%) es la misma que la de la leche que contiene lactosa, la diferencia radica en la enzima añadida.
Por lo tanto, este tipo de lácteo no es una opción para el consumo de leche con poco azúcar.
MITO 2 : LA LACTOSA ES MALA.
Falso. La lactosa simplemente es el azúcar de la leche. Y, como hemos comentado anteriormente, necesita una enzima para poder des disociada en sus monosacáridos correspondientes y poder así ser absorbida por vía intestinal.
Pues bien, la presencia de la lactasa es más abundante durante el período de lactancia y la niñez, pues es cuando ingerimos mayor cantidad de leche. Sin embargo, una vez entramos en el período adulto esta cantidad decrece porque consumimos menos lácteos como la leche y nuestra producción de lactasa también se ve afectada. Como consecuencia, al no tener casi lactasa, la lactosa pasa al intestino y no se absorbe, siendo las bacterias las encargadas de consumirlo y produciendo finalmente agua y gases. Este hecho, puede ocasionar trastornos intestinales como por ejemplo cólicos, diarrea o deshidratación.
MITO 3 : LA LECHE SIN LACTOSA ES MÁS DIETÉTICA.
Falso. Actualmente a la leche sin lactosa se le atribuye la cualidad de ser “más digestiva” o de “digestión fácil y ligera”. No obstante, esto no es de todo mentira pues al encontrarse el azúcar ya hidrolizado se metaboliza con mayor rapidez, pero esto no implica que las personas que producen lactasa correctamente y que consumen leche normal tengan una digestión más complicada.
Por otra parte, cabe destacar que la mayor parte de este tipo de leche suelen ser desnatadas o semidesnatadas lo cual significa que tienen un menor aporte de calorías, pero este hecho se debe a la ausencia de grasa y nada tiene que ver con la lactosa.
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